lunes, 16 de julio de 2012

La peor media hora de mi vida

Todo empezó cuando fui a ver a mi tortuga y esta no me guiñó un ojo. Si mi tortuga no me guiña un ojo por las mañanas, es que algo malo va a pasar. Y así fue. Pasó algo horrible, algo que muy pocos pueden soportar oír o leer... Por culpa de ello estuve al borde de la muerte, pensé lo impensable, hice lo inimaginable. Estaba tan asustada... Me arrastré por el suelo con las pocas fuerzas que me quedaban, e incluso pensé en servirme de comida para los caballitos de mar malévolos. Estaba agonizando... No podía aguantarlo. Simplemente no podía. Mi vida ya no tenía sentido; todo se había ido al garete. Rezaba a Goku todo lo que podía, y no parecía servir de nada. Me quedaba una última opción. La peor opción: salir de casa. Me llamaréis demente, lo entiendo. No todo el mundo es capaz de hacer lo que pensé en hacer. Pero no os preocupéis, porque finalmente no salí a la calle, debido a que de pronto oí una voz, la cual me hizo ver el mundo más bonito y con más sentido que antes. Pude levantarme del suelo, andar con mis propios pies sin ni siquiera dudar, y pensé en todo lo que podía hacer con lo que me dijo. La voz era de mi madre:

- Ya funciona Internet.

 Gracias, Goku.

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