Me despierto taponando tu nariz, para fastidiar ya desde por la mañanita, porque no tengo mucho que hacer, cosas que pasan cuando eres un moco, la vida es dura, pero yo me agarro a los pelillos para nunca dejar de tocar las narices.
Cuando ya ha pasado el peligro mañanero, el señor portador de esta nariz sale a la calle y a veces hace un fresquito que me quedo hecho un cubito, pero oye, cuando se pone la calefacción se está de un bien...
Me gusta, de vez en cuando visitar a mis amigos del esófago y algunas veces doy por saco en el estómago, pero bueno, mi destino habitual suele ser la nariz, siempre que intentan sacarme, doy el tirón y se cansan.
En la nariz de este habitante, suele haber mas mocos aparte de mi familia y yo, mi familia esta compuesta de Doña Mocona y los moquillos, Doña mocona y yo no les ponemos nombre a los pequeños debido a que si les pusiésemos nombre los confundiríamos.
Mocona y yo soñamos con el sueño de cualquier moco, vivir a gusto, desarrollando nuestra vida juntos en la fosa nasal izquierda, la derecha no esta mal, pero me han dicho mis amigos del estomago que la derecha es un lujazo, con una cavidad más grande, más espaciosa y con muchos más pelos, ya sabéis de que os hablo, el paraíso.
Y bueno yo creo que eso es todo lo que os puedo contar sobre mi vida, aquí os dejo una foto mía para que admiréis la belleza de un auténtico moco de nariz.
Un saludo, Don Mocardo.
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